🎙️🪖India y Pakistán: Cachemira vuelve a encender un conflicto latente 1br9

Muy buenas a todos y bienvenidos a un episodio más del podcast de The Political Room.

Soy Iván López y, como siempre, cuento con la inéstima ayuda de mi compañero y amigo Daniel Gil.

¿Qué tal, Dani? ¿Cómo estamos? Buenas, Iván. Encantado de estar aquí, como siempre. Y bien, ¿no? Como siempre, siempre que venimos a este podcast tengo la sensación de que empezamos de la misma manera, diciendo que han pasado muchas cosas estas semanas, etcétera, y realmente estas dos últimas semanas, desde el último podcast, no es la excepción. El mundo en el que vivimos, especialmente en términos de dinámicas internacionales, no para de dar diferentes eventos que son todos ellos realmente de calado.

Sí, efectivamente, Dani. Me gustaría que fuese una coletilla, la verdad, pero la realidad es que el mundo no para y conflictos que aparentemente parecían dormidos, no extintos, pero más o menos inactivos o dormidos, pues han vuelto de nuevo a la realidad internacional.

Y yo creo que es un muy buen podcast, un buen momento para hablar sobre un conflicto que ha estallado en las últimas semanas y es el de India y Pakistán, especialmente el atentado que tuvo lugar en la región de Cachemira, istrada por la India, que ha vuelto a colocar efectivamente en primer plano una de las disputas territoriales más prolongadas y peligrosas, podríamos decir, del sistema internacional contemporáneo, ¿no, Dani? Sí, completamente, porque estamos hablando de un conflicto, una rivalidad, una hostilidad.

Dependiendo de la época, podríamos utilizar un término distinto, realmente, porque ha habido distintas fases y distintas dinámicas en la relación entre Pakistán y la India, pero en cualquier caso nos referimos a un conflicto entre dos potencias nucleares y que las dos ya han ido a la guerra en varias ocasiones y además parece que a raíz de los últimos atentados, como tú apuntabas, ninguna de las dos quiere descartar la posibilidad de una nueva guerra, por lo que estamos ante un conflicto bélico con enormes repercusiones no sólo para la región y su relación, sino para el contexto global en su conjunto.

Sí, ¿se te parece? Podríamos empezar un poco poniendo, digamos, el contexto de qué es lo que ha pasado, ¿no? El pasado 22 de abril tuvo lugar un ataque perpetrado en el valle de Baisarán, que es en las inmediaciones de la localidad de Panjalján, que dejó un saldo de 26 muertos y al menos 17 heridos. La mayoría de las víctimas eran turistas hindúes y según vimos en los primeros informes de inteligencia y en la mayoría de los relatos de los supervivientes, parecía que los atacantes habían seleccionado a las víctimas basándose en criterios religiosos.

Poco después, una organización que se hacía llamar The Resistance Front reivindicó esa autoría a través de las redes sociales.

Aunque este grupo no figuraba entre las organizaciones oficialmente listadas como terroristas en los principales registros internacionales, diversos analistas sostenían, y así también lo han señalado en informes de inteligencia, que se trata de una tapadera operativa del grupo Laskar-e-Talibá, grupo con base en Pakistán y sancionado por el Consejo de Seguridad de la ONU y vinculado a algunos atentados masivos como el que tuvo lugar en Bombay en 2008.

La reacción del gobierno indio, por su parte, no se hizo esperar, aunque sin aludir directamente a Pakistán en un primer momento.

El primer ministro Narendra Modi señaló que los responsables pagarían un precio muy alto y que se procederá a erradicar los santuarios del terrorismo, en palabras de Modi.

Y mientras tanto, a nivel operativo, las fuerzas de seguridad indias iniciaron una campaña de represión en la zona con miles de detenciones preventivas y un cierto endurecimiento de ese control territorial que recordaba a las tácticas de los años más duros del conflicto en los años 90.

Pakistán, por su parte, negó toda implicación. Su ministro de Defensa incluso declaró que organizaciones como Laskar-e-Talibá están en la práctica desarticuladas y que las presiones internacionales, especialmente de la Financial Action Task Force, han obligado a Islamabad a congelar activos.